Fue una cena sorpresa, no sabía a donde iba y cuando llegué parecía un restaurante clandestino, en la fachada no hay ningún cartel ni nombre. Al entrar, el sitio ya te sorprende; parece más un restaurante de NY que de Madrid.
El restaurante se llama Dstage, y lo ha abierto el gran cocinero Diego Guerrero que ha tenido una carrera muy sobresaliente en el restaurante Club Allard. De hecho hay platos míticos que creó en este restaurante y que ha traido a su nueva “aventura” (cosa que yo agradezco, porque me encantan).

La primera “etapa” de la cena son los cocktails con 2 snacks, luego pasas a la increíble cocina, la cual está totalmente abierta al restaurante y puedes ver en todo momento lo que hacen los 15 cocineros que tienen. La tapa de la cocina que más me gustó fue la de melón con jamón y falsas pepitas, nada que ver con lo que os estáis imaginando, es mucho más sofisticado que lo que dice el nombre! Me sorprendió mucho.


Acontinuación pasas a la mesa. Para ser un restaurante de alta cocina, con platos tan elaborados no os esperéis el típico salón con mesas “señoriales” manteles de hilo y todo muy sofisticado, para nada es así. Las paredes son de ladrillo visto y no tienes manteles ni nada, pero ya veréis que todo el menaje está muy bien escogido y la atención de los camareros es buenísima. Me sorprendió muy gratamente el conocimiento que tenían culinario, no sólo te explicaban los platos si no que además te hablaban de las cocinas del mundo, ingredientes etc!
Como es un menú degustación (te dan la carta cuando te vas) os voy a decir los que me encantaron para no aburriros y no “descubriros” todo el pastel!
De los primeros me pareció espectacular la torrija de pan tumaca con sardina ahumada y vinagreta de miel. Una combinación de sabores y texturas que merece la pena probar.
Otro que no os va a dejar indiferente es el Clásico de Diego, huevo con pan y panceta sobre crema de patata.

De los segundos me encantó el bonito del norte con jalapeños y cebolletas, muy poco hecho y con un sabor muy sorprendente.

Otro que me gustó pero quizás el más clásico de la carta fue la paletilla de cordero lechal sobre un crumble de tandori cocinado al vacío 36 horas, se deshace en la boca.

De los postres me pareció muy sorprendente la cuajada con panel de miel. También está la versión de su famoso plato de la pecera, llamado copiándome a mi mismo: el bosque, es una figura de un caracol de nube y caramelo(quizás el caracol es lo que menos me gustó de todo) acompañado de una espuma de yogurt riquísima.

Pero el que más me gustó fue el ajo morado…. No os lo describo para que vayáis vosotros a descubrirlo, es increíble!

Para mi, es uno de los mejores restaurantes de Madrid con diferencia, se ha «colado» dentro de mi top 3; Enhorabuena Diego!
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